jueves, 1 de abril de 2010

Un mundo sin barreras

Que digo yo, que eso de que las multinacionales y los estados recaben información sobre los ciudadanos no está tan mal. Reconozcámoslo, en relación a las multinacionales, a todos nos encanta, por poner un ejemplo, que Google muestre búsquedas basadas en el perfil que de nosotros va creando de requerimientos anteriores. Así, cuando los directores de diarios como El País, El Mundo, ABC y La Razón escriben en el campo de búsqueda “derechos humanos en latinoamérica”, les aparecen 10.635.412 coincidencias sobre la violación de derechos humanos en Venezuela, Cuba y Bolivia, mientras que si cualquiera de nosotros busca por  “derechos humanos en latinoamérica”, nos aparecen 10.635.412 reseñas de dichos diarios acerca de su violación sistemática en los citados países,  24 coincidencias que direccionan a  rebelion.org, y otras 12 a blogs particulares que confirman que en Colombia o los EE.UU los diferentes poderes compiten por demostrar quién es el que más derechos humanos pisotea. Nada como el derecho a una información plural y veraz. Y en relación a los estados, pues ahí tenemos a los USA, protegiendo a sus ciudadanos, que son presuntos terroristas hasta que se demuestre lo contrario y son susceptibles de seguimiento tanto por las fuerzas de seguridad del Estado como por subcontratas privadas. O la UE y su Tratado de Lisboa que no es, repito, NO ES, la Constitución Europea contra la que votaron Franceses y Holandeses, aunque sea casi el mismo texto, en la que los Derechos Fundamentales de la Carta de Niza quedan relegados a la interpretación que de ellos haga cada socio, o directamente no son aplicables a repúblicas como la checa. O España, que ha eliminado la necesidad por parte de las empresas de seguridad privada de rendir cuentas ante el Ministerio del Interior, con el noble fin de prevenir burocracia y mangoneo estatal, dicen. Por tanto, no seamos incivilizados y aceptemos que si no tenemos nada que ocultar, no tenemos por qué temer llenar de datos personales nuestro perfil en Facebook ni temer que la empresa de seguridad privada del señor Mayor Oreja, pongamos por caso, instale cámaras en nuestras ciudades por nuestro bien.
Es evidente que la natural tendencia que tenemos los ciudadanos a putearnos entre nosotros hace palmaria la necesidad de ser vigilados. Como premio extra, la publicidad se adaptará  más a nuestros gustos y por supuesto seremos mejor protegidos de posibles delitos o ataques terroristas. Hasta ahí todo correcto. Pero en justicia, también a la otra parte le correspondería poner algo de su parte, valga la redundancia, aceptando y siguiendo su propio argumentario. Con estas, propongo:
· Que se instalen cámaras de seguridad en los consejos de administración de los bancos con el único propósito de que los ciudadanos sepamos qué hacen con el dinero que depositamos en sus cajas.
· Que se instalen cámaras de seguridad en las redacciones de los periódicos con el fin de evitar interese particulares a la hora de “fabricar” la noticia y proteger con ello el derecho constitucional a una información veraz... acerca de la libertad de prensa.
· Que se instalen cámaras de seguridad en los centros de decisión de las multinacionales petrolíferas para que los vaivenes del precio del carburante no nos pille por sorpresa.
· Que se instalen cámaras de seguridad en los despachos de los Bancos Centrales para que podamos aprender un poco de técnica económica despolitizada y neutral.
· Que se instalen cámaras de seguridad en los colegios concertados religiosos (...).
· Que se instalen cámaras de seguridad psico-especiales en los aposentos de Su Santidad el Papa para que por fin podamos escuchar sus conversaciones con Dios.
· Que se instalen cámaras de seguridad en los despachos de la OTAN para conocer al detalle los progresos en la pacificación del mundo.
· Que se instalen cámaras de seguridad en los mentideros del Foro de Davos para estar informados de qué es lo que más nos conviene.
· Que se instalen cámaras de seguridad en las reuniones del G8 para ver qué se cotillea acerca de los países que van del G9 para alante.
· Que se instalen cámaras de seguridad en las casas de los directivos de las multinacionales que esquilman los recursos del planeta, para ver de qué hablan con sus hijos.
· Que se instalen cámaras de seguridad en todos los paraísos fiscales, hasta en los que ya no son paraísos fiscales, para que nos hagamos una idea del más allá.
· Que se instalen cámaras de seguridad en los Consejos de Ministros para hacer la democracia, si no más participativa, sí más transparente.
· Que se haga un seguimiento con cámaras de seguridad a los responsables de la industria de la música, desde la composición del disco y la grabación, pasando por los making off de los videoclips y la promoción, hasta llegar a los precios por entrada a los conciertos, el coste de las giras y el sueldo de esos genios que son los artistas, para ver si nuestro dinero  y la renuncia a algunos derechos promueve la cultura o mantiene una industria.
· Que se instalen cámaras de seguridad en las Sociedades de Gestion de Derechos de Autor con el fin de poder controlar en qué se gastan nuestros impuestos y observar si en sus comedores se sirve cocina plagiada del programa de Arguiñano.
· Que se instalen cámaras de seguridad en los despachos de los jueces, para que conozcamos de quienes son más que amigos.
· Que se instalen cámaras de seguridad en Bolivia, Cuba y Venezuela, pero privadas, para que se jodan.

Todas estas estructuras, sean públicas o privadas, no deberían temer desnudarse ante la opinión pública. ¡Fuera los secretos! Si nada malo hacen, nada malo teman. Si queremos un mundo sin barreras, ¡qué mejor que tener la posibilidad de saberlo todo de todos! Si no fuera por todo lo demás, estaría dispuesto a ponerme ahora mismo a colocar cámaras por doquier.

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