Más de 4 millones de parados y la banca dando cera, y por fin tenemos a (los gefes de) los sindicatos movilizados. ¿La causa? Pues la ley, que es muy quisquillosa y no deja de recordarnos que cuando Franco dijo aquello de que todo quedaba atado y bien atado no estaba fanfarroneando. Nos guste o no, tenemos un cargo, el de Jefe de Estado, que no es elegible, que no es renovable periódicamente y además es hereditario. Y nos guste o no, Garzón está donde está por una posible vulneración a sabiendas de la ley. Desde luego que hay otras razones, pero esas razones en Derecho no cuentan, y desde luego así debe seguir siendo. No acabo de salir de mi asombro. Ahí teníamos a Pedro Almodorbar preocupado por la ofensiva franquista, mientras exige a Cuba apertura occidental. No es mi intención defender la dictadura cubana, pero esta ofensiva es una minucia en relación a lo que viene soportando aquella isla en todos los ordenes. Y qué decir de la señora Bardén, diciéndole a Willy Toledo: tú mismo. Y dejándole ser devorado por los escualos, de aleta izquierda o derecha. Que bonito es decir no a la guerra en los Goya; que bonito apostar por Baltasar hoy, bien protegido; qué bonito recibir un Oscar pidiendo por una legalidad internacional que la mayoría de yankis daba por hecha; que bonito participar en filmes del Che. Pero señores, lo que llamamos poder judicial, plagado de reaccionarios, no es el problema. De hecho sus funcionarios están muy cómodos cumpliendo bien sus obligaciones. El problema es político, el problema es del legislativo, el problema es del talante bonachón y concilidador, el problema es que toda esa gente que pide justicia tiene que pedir leyes, y esas las hace el legislativo.
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