Me acuerdo de aquel alcalde socialista que no se explicaba cómo podía haber tanto tonto los cojones que vota a la derecha. Carrillo también considera que no hay nada más estúpido que un obrero de derechas. Lo peor, como estamos viendo, es que la representación política de la ciudadanía de izquierdas, y una parte muy amplia de esa ciudadanía, ha hecho suyos los paradigmas neoliberales, que no conducen a un mundo más justo, sino al reparto equitativo de la carroña entre gaviotas competitivas. Eso ya no es izquierda. Para muestra, esta magnífica escena de Animalario.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario